10 años de la Academia de Gastronomía de la CA. Valenciana
Con motivo del décimo aniversario de la AGCV, Paco Torreblanca y su hijo Jacob firmaron la tarta que marcó la primera década de una institución que entre sus logros, presume destacar de colocar a la Comunidad Valenciana como destino gastronómico.
La expectación de una gran celebración se mantuvo hasta el final, y es que como sucede en ocasiones, la obra de los grandes maestros no pasa desapercibida. El 30 de junio tuvo lugar la celebración del décimo aniversario de la AGCV y Cuchita Lluch contó con la familia Torreblanca para la ocasión.
El décimo aniversario representa el ascenso y la consolidación de diversos profesionales que han conseguido fijar en el diverso y variado mapa gastronómico español, a la Comunidad Valenciana como referente pastelero. La familia Torreblanca tuvo una nueva oportunidad de rendir homenaje a través de una magnífica creación que en palabras de Jacob “se asemejerá por su espectacularidad al montaje que elaboramos para el 10º aniversario de Apicius”.
La celebración del aniversario tuvo lugar el 30 de junio en el restaurante Contrapunto, en el Palacio de las Artes Reina Sofía -Valencia-, y asistieron más de 500 invitados. El acto comenzó con la entrega de diplomas de reconocimiento de la Junta de la AGCV a los anteriores presidentes, y los galardonados fueron Vicente Rodríguez y Ana Portaceli, así como la actual presidenta Cuchita Lluch. Lluch tenía entre sus objetivos “hermanar” diversos ámbitos ligados con la gastronomía y el turismo, así como también hermanar “nuestros grandes cocineros y reconocidos chefs de otras comunidades autónomas”.
El evento tuvo también como objetivo dar a conocer, así como promover, la gastronomía valenciana. Este objetivo ha sido durante estos diez años una misión de la AGCV, y Lluch destacó que “la celebración también busca ensalzar la gastronomía de la actualidad, hecha por nosotros, por nuestros productos y bodegas para que se reconozcan dentro y fuera de nuestras fronteras y se ponga en el justo y alto valor que merece”.
Pastry Revolution recogió que los Torreblanca destacaron que “el chocolate, como alma mater de la pastelería, protagonizará la composición”. La familia también añadió que el pastel estaba compuesto por una base de mousse 70% Guanaja, praliné crujiente a la Flor de Sal, bizcocho de chocolate bañado con brandy, capa de terciopelo rojo y ganache de chocolate Manjari de 5 especias. Los Torreblanca destacaron que fue “un lujo y a la vez un honor fomentar y representar lo que significa gastronómicamente la Comunidad Valenciana”.